La rehabilitación del patrimonio
Las obras que se están llevando a cabo en Ingeniero Mariño para crear un Eje Cultural nos lleva a plantearnos la siguiente pregunta: ¿es posible realmente en Guadalajara poner en marcha una rehabiltación urbanística y una revalorización patrimonial de calado? Esta pregunta la planteaba no hace mucho Miguel Ángel Embid en su blog de Guadalajara Diario. Y realmente es una pregunta interesante, porque lo cierto es que, aunque el Ayuntamiento presentó en 2012 su Plan de Inversiones con el que se realizarán 13 actuaciones que remodelarán nuestra ciudad, no existe ordenanza alguna que regule las rehabilitaciones de los edificios considerados "Bienes de Interés Cultural".
Así es, en el Plan de Ordenación Urbana de Guadalajara se catalogaron los inmuebles de interés cultural, histórico, artístico, arquitectónico y ambiental de la ciudad. Esto fue en el año 2000. Trece años después, el único estímulo por parte del Ayuntamiento son las casi desconocidas Ayudas municipales de rehabilitación de edificios del casco histórico. Paseando por la calle Mayor de Guadalajara, podemos observar solares, edificios con andamios o vallados, fachadas que necesitan una mano de pintura... Cuando el principal eje vertebrador de cualquier ciudad es precisamente esta calle, su calle Mayor. Si comparamos lo que sucede en otras villas, como Alcalá de Henares, Toledo, Burgos o Valladolid, el panorama es completamente distinto. No es que Guadalajara carezca de edificios con encanto, de edificios con interés; es que pasan completamente desapercibidos. Su entorno no les hace brillar.
Por ejemplo, la semana pasada era noticia en Castilla-La Mancha Televisión las quejas de los vecinos de Toledo porque, durante la rehabilitación de un edificio en el casco histórico, la carnicería situada en el bajo había aprovechado para ampliar los ventanales. En la capital manchega, la normativa sobre actuaciones en el centro es clara. Igualmente, en la ciudad del Cid, se fomenta la rehabilitación de edificios del casco histórico, no sólo con ayudas, sino con premios anuales a la mejor rehabilitación. ¿Y quién no ha paseado alguna vez por Valladolid y ha admirado la integración de lo nuevo con lo viejo? Es magnífico observar cómo un edificio construido recientemente se asienta al lado de otro con solera sin que la mezcla desentone.
Con una caída de actividad de un 90%, el nuevo Plan Estatal de Vivienda propone reactivar el sector inmobiliario a través de la rehabilitación y la restauración. En verdad no es necesario construir nuevas viviendas (no hay más que escuchar en las noticias la cantidad de edificios vacíos que existen), pero sí que hay que renovar nuestras ciudades. Por eso, se deben poner en marcha políticas de fomento de la rehabilitación del casco histórico. Quizá el primer paso para ello sean las ITE. Quizá otro paso que nos acerque a la regeneración urbana sea la rehabilitación energética. Pero el conjunto de administraciones debe estimular la rehabilitación y renovación urbanas a través de la reducción de tasas, las colaboraciones público-privadas o las bonificaciones de licencias.
Si no es así, como el arquitecto Embid dice en otra de sus entradas del blog, "la aplicación sólo de las Inspecciones Técnicas de Edificios o los Informes de Evaluación de Edificios podrían provocar el derribo de demasiados edificios y la aparición de más heridas urbanas en el centro de nuestras ciudades".